Caracteristicas de los hoplitas
La disciplina y la cohesión eran esenciales para su éxito en el campo de batalla. El entrenamiento de un hoplita comenzaba desde la juventud, fomentando la fuerza física y la resistencia. La resistencia y la moral eran cruciales para vencer. El hoplita era, en esencia, un ciudadano-soldado.
Su capacidad para defender la ciudad les daba voz y voto en la asamblea. Combinaban sus deberes cívicos con sus ocupaciones diarias. No era efectiva en terrenos irregulares o montañosos, donde perdía su cohesión. La imagen del hoplita como defensor de la polis se convirtió en un símbolo de la identidad griega.
Sus hazañas eran celebradas en poemas y esculturas.
El honor y la reputación también jugaban un papel importante en su valentía. Su distintivo escudo hoplón, hecho de madera y bronce, les proporcionaba una gran defensa. Era considerado una vergüenza regresar del combate sin el escudo. Esto limitaba su movilidad y resistencia en combate prolongado.
El calor y la fatiga eran factores importantes a considerar en la batalla. Las tácticas innovadoras y la combinación de diferentes tipos de tropas podían superarla. Aprendían a manejar el escudo y la lanza con precisión, cruciales para la formación de falange. Combatían en formación de falange, un muro de escudos y lanzas que era prácticamente imparable.
Los hoplitas eran la columna vertebral del ejército griego clásico. El armamento de un hoplita no era barato, limitando su acceso a ciudadanos con cierta riqueza. La táctica principal de los hoplitas era el empuje o "othismos", donde ambas falanges chocaban con fuerza. El hoplón era un símbolo de valentía y deber cívico.